Los
niños pequeños recurren frecuentemente al chantaje emocional. En sus primeras
fases resulta más irritante que nocivo o grave. Pero cuando quien lo realiza
son los adultos, puede tener consecuencias destructivas para una relación de
pareja.
Pocas son las cuestiones capaces de resultar
tan destructivas para una relación como el empleo repetido del chantaje
emocional por parte de uno de los dos. Es el origen de un sentimiento de
culpabilidad. En su forma más leve, cuando reviste el aspecto de berrinches y
rabietas infantiles, puede parecer inofensivo, pero sí se permite que tome
cuerpo dentro de una relación, acabará por destruir la confianza y el
equilibrio en que se basa ésta.
¿Qué es el chantaje emocional?
El chantaje emocional consiste en aprovecharse
de la debilidad o de la excelente naturaleza de la otra persona para imponer su
criterio. Por lo general se logra haciendo que esa persona experimente una
culpa o una responsabilidad de carácter moral o simplemente amenazándole con emprender
algo que le resultaría angustioso. Pero el chantaje emocional no constituye la
raíz de los problemas en una relación;
suele ser un síntoma de dificultades mucho más profundas.
El chantaje emocional puede ser utilizado
consciente o inconscientemente por muy diferentes razones y puede tomar formas
muy diferentes. Procede, en algunos casos, de los celos o de la excesiva
dependencia de una persona. A veces representa el deseo de lograr que el otro
miembro de la pareja preste más atención
y afecto. Otras veces puede querer cambiar el carácter de la otra persona, en
un aspecto concreto de su personalidad.
Los ejemplos más evidentes de chantajistas
emocionales son los niños que deliberadamente lloran o se vuelven agresivos
para conseguir lo que quieren. Aprenden que, mediante tal conducta, son capaces
a veces de lograr que los demás accedan a sus deseos. De manera similar, el
hombre o la mujer que en el curso de una discusión dice: “si verdaderamente me
quisieras, harías esto o lo otro”, está tratando de ejercer una presión y de
lograr que su pareja ceda a sus demandas de forma semejante a la de un niño.
La armonía en el seno de una relación queda en
peligro cuando uno de sus miembros cede ante las exigencias del otro, porque se
siente culpable o se apiada de él. Cuando una disputa ha quedado zanjada de
esta forma el empleo de chantaje emocional se vuelve cada vez más frecuente.
El
único camino que le queda a una pareja cuando su relación alcanza una fase en
la que todas sus comunicaciones revisten un carácter absolutamente emocional,
consiste en ser mutua y brutalmente sinceros el uno con el otro.
La dependencia del otro.-
Cuando un miembro de la pareja depende
excesivamente del otro es posible que comience a experimentar sentimientos de
inseguridad y que, para lograr un cierto equilibrio, revele un afán posesivo.
Frecuentemente sin siquiera advertirlo, semejante persona se tornará experta en
la tarea de lograr que la otra se sienta culpable con el fin de equilibrar la
relación. Por ejemplo, puede que la mujer se comporte conforme al típico “desamparo
femenino”, demostrando su incapacidad para enfrentarse con los problemas
cotidianos y permita que sea el hombre quien los resuelva. Aunque al principio,
es posible que esta nueva faceta femenina, resulte halagadora para el ego
masculino, en ocasiones se volverá quizá molesta e irritante. Pero para
entonces él se sentirá ya atrapado por sus propios sentimientos de
responsabilidad e incapaz de hacer nada para que la situación mejore.
De la misma manera, el hombre que se muestra
descuidado y torpe en lo que se refiere a los aspectos prácticos de la vida,
será quizá capaz de atraer emocionalmente a una mujer a quien en un principio
le gustará cuidarle y preocuparse por él, aceptando la responsabilidad a largo
plazo de conseguir su felicidad.
Lo que parece una desinteresada dedicación de
uno respecto del otro, puede ser una forma sutil de chantaje emocional. Una
mujer que está constantemente preocupada por complacer todas las atenciones de un hombre, creará en
éste, el sentimiento de hallarse obligado respecto de ella y no podrá expresar
lo que verdaderamente siente. Si manifiesta cualquier signo de oposición o de
hostilidad hacia la mujer, ésta se echará a llorar o se mostrará ofendida.
Entonces, él se sentirá culpable y pensará: ”¿Cómo puedo haberla dicho eso después
de todo lo que ella hace por mí?”.
Si un miembro de la pareja amenaza con romper
la relación, la persona excesivamente dependiente puede utilizar una forma muy
radical y directa de chantaje emocional y amenazar con suicidarse. La persona
que reacciona diciendo: “No puedo vivir
sin ti. Me mataré si te marchas”, rara vez lo intenta, aunque en ese momento
crea en lo que está diciendo. Pero aunque su pareja sepa que la amenaza no es
tan grave, sentirá un gran sentimiento de culpa y todo el peso de la
responsabilidad. En tales circunstancias el chantaje emocional no es ninguna
solución y contribuye a deteriorar aún más la relación. Esta situación sólo
acabará bien, si los dos examinan qué es lo que iba mal antes y llegan a
determinar cuáles fueron los auténticos problemas.
Por otro lado, una persona excesivamente
dependiente de otra, es también presa fácil para el chantaje emocional. Si un
miembro de la pareja advierte la enorme
dependencia del otro, es posible que de por supuesta la solidez de la
unión entre ambos y que en cuanto surja una discusión amenace con marcharse,
porque sabe que de esa manera impondrá su voluntad.
Inmadurez y chantaje emocional.-.
El chantaje emocional es un arma utilizada
frecuentemente por los inmaduros. Una persona que ha vivido mimada y
acostumbrada a imponer sus deseos, a menudo no quiere evolucionar en su
desarrollo emocional, porque esto implica tanto recibir como dar. La persona inmadura, recurrirá al chantaje
emocional para seguir manteniendo sus privilegios y tratar de conseguir todo lo
que desea de su pareja, sin aportar ella nada positivo a la relación.
En ocasiones el miembro inmaduro de la pareja
trata de provocar los celos de su pareja de forma deliberada, buscando una
forma de chantaje emocional. La mujer puede adoptar un comportamiento de
“coqueteo” con otros hombres para que el marido se sienta celoso, o bien el
hombre puede flirtear con su secretaria para provocar los celos de sus la
mujer. Es una forma de decir: “Todavía soy un hombre (o una mujer)
atractivo/a y capaz de atraer a otras
mujeres (hombres), así que, será mejor que me prestes más atención, pues de lo
contario ya sabes lo que va a suceder”. Estas amenazas, serán un cauce fácil
hacia la discordia y la falta de entendimiento en la pareja.
Uno de los empleos más peligrosos del chantaje
emocional es el referente a la concepción y el embarazo. En la actualidad, y
cuando una mujer soltera se queda embarazada, es posible que el hombre no esté
socialmente obligado a casarse con ella, pero quizá se sienta obligado a
contraer matrimonio por su sentido de
responsabilidad moral y emocional respecto de ella. Así, cuando una mujer se
siente insegura dentro de una relación, puede sentirse tentada a quedarse
embarazada deliberadamente, pensando en la posibilidad del matrimonio. Esta
acción puede también invertirse, es el caso del hombre que, tras haberse casado
con la novia a la que embarazó,
manifiesta continuamente el “sacrificio realizado”, para hacer que ella
se sienta culpable y acepte todos sus caprichos.
Examen del problema.
El chantaje emocional resulta especialmente
peligroso para la buena marcha y el desarrollo de una relación porque, como
siempre contiene algún elemento de engaño, es posible que impida a una pareja
hablar con sinceridad de todos los problemas subyacentes y de los sentimientos
implicados. Sin embargo, cuando alguien se ve sometido al chantaje emocional y
comienza a tener un sentimiento de culpabilidad, cabe la posibilidad de que
llegue a comprender que son dos las personas responsables de la situación
surgida. Esta aceptación de una responsabilidad compartida sobre la situación
de la pareja, puede conducir a hablar de
forma sincera, sobre los problemas de la pareja. Con la ayuda de una tercera
persona, si fuera necesaria, este puede ser a menudo el primer paso para la
resolución de los problemas más profundos en el seno de una relación.
Estupendo artículo escrito por nuestros amigos Psicólogos en Madrid de www.terapia-infantil.com